Según el estudio denominado “La carrera mundial por la Inteligencia Artificial (IA)”, de IBM, el 82 % de las empresas españolas está implantando o explorando la incorporación de tecnologías de IA a sus procesos, nueve puntos por encima de la media de los cinco grandes países europeos.
Su implantación en las empresas españolas, hasta el momento, se estaría centrando en las áreas de seguridad (42 %), automatización de procesos (31 %) y atención al cliente (29 %), de acuerdo a lo arrojado por la investigación.
Rob Thomas, director general de IA de IBM, ha afirmado que el uso de Inteligencia Artificial crecerá enormemente en las empresas en el transcurso de los próximos 18 a 24 meses.
A su juicio y según las estimaciones, ese nivel de adopción de IA podría superar al 80 %. Hay que destacar que las empresas españolas se sitúan a la cabeza en Europa en esa carrera mundial.
Elaborado por la consultora Morning Consult para IBM, el estudio ha tenido una participación de una cifra superior a los 500 ejecutivos españoles, dentro de una muestra global de más de cuatro mil 500 directivos de Estados Unidos, China, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España.
“Cuando se analizan las barreras que están dificultando un mayor avance, las empresas españolas señalan en primer lugar la falta de conocimiento experto (39 %), poniendo de relieve el reto formativo y de adaptación que el desarrollo de la Inteligencia Artificial representa para las empresas y el conjunto de la sociedad”.
Igualmente, desde un punto de vista cultural, la palabra clave es “confianza”. Y es que la gran mayoría de las empresas españolas (72 %), por un lado, ha afirmado que la confianza en la tecnología es el factor que más está contribuyendo a crear una cultura favorable a la adopción de la IA en sus organizaciones.
El 73 %, por otra parte, ha considerado que resulta crítico o muy importante poder confiar en que los resultados de la Inteligencia Artificial son justos, seguros y fiables.
La IA como motor económico
La Inteligencia Artificial, de acuerdo a las previsiones de los analistas, será uno de los mayores motores económicos de estos tiempos, con una aportación al PIB (Producto Interno Bruto) mundial que podría llegar a los 16 billones de dólares en 2030, una cifra cercana a todo el PIB de la Unión Europea (UE).
“Sin embargo, paradójicamente, el grado de adopción de la IA en las empresas era, hasta ahora, bajo, inferior al 20 %. Esa situación va a cambiar radicalmente en 2020”.
Desde IBM afirman que la aceleración de la implantación de la IA está relacionada con factores como los avances tecnológicos en los sistemas de preparación de datos o de detección de sesgos, así como los mayores esfuerzos formativos que están realizando las empresas.
Los resultados del estudio, y las áreas que se deben perseverar para materializar el potencial que muestra, son coherentes con los tres pilares que la Comisión Europea definió el año pasado para impulsar la IA en la UE.
Se trata de aumentar la inversión pública y privada, prepararse para afrontar los cambios socioeconómicos y garantizar un marco ético y legal que genere la confianza necesaria.
Justamente, la Comisión ha pedido a los estados miembros de la UE que concreten actuaciones e inversiones dentro de un plan de coordinación de todo el esfuerzo europeo.
De hecho, se ha apuntado que la creación de la Secretaría de Estado para la Digitalización y la Inteligencia Artificial pone de relieve la importancia que la IA ha cobrado en la agenda nacional.
Además, desde la compañía se cree que manifiesta la oportunidad del momento en que nace, con la prioridad inicial de crear un Plan Nacional de Inteligencia Artificial.
“Alemania tiene ya definida una estrategia de IA, a la que destinará 500 millones de euros anuales entre 2019 y 2025. Francia ha comprometido una inversión de 1.500 millones de euros en cinco años”.
En IBM también se han hecho eco del informe “Hacia un ecosistema español de Inteligencia Artificial”, elaborado por el Real Instituto Elcano y publicado en junio del año pasado.
La investigación ha estimado que en España “parece lógico un compromiso de llegar en un plazo de tres a cinco años a una inversión pública y privada en torno a 200 millones de euros anuales”.