Los investigadores de la Universidad de Stanford están colaborando en un guante vibratorio que podría mejorar la función de las manos después de un derrame cerebral.
Como se sabe, los accidentes cerebrovasculares a menudo tienen un impacto devastador en las manos de las personas y, por esto, el dispositivo informático portátil tiene como objetivo tratar esos síntomas a través de la vibración.
Según los expertos, la señal más obvia de que alguien ha sobrevivido a un derrame cerebral suele ser un problema para hablar o caminar, pero existe otro desafío que puede tener un impacto aún mayor en la vida cotidiana de alguien.
Se trata de la pérdida de la sensación o el control muscular en un brazo y una mano, lo que les dificulta vestirse y alimentarse, así como manejar objetos cotidianos como un cepillo de dientes o una manija de la puerta.
Ahora, esta nueva terapia podría ayudar a más sobrevivientes de un derrame cerebral a recuperar la capacidad de controlar sus brazos y manos, a través de un guante vibratorio que estimula suavemente la mano del usuario durante varias horas al día.
Caitlyn Seim, académica posdoctoral en Stanford, comenzó el proyecto como estudiante graduada en Computación centrada en el ser humano, en Georgia Tech, con la esperanza de que la estimulación del dispositivo informático portátil pudiera tener el mismo impacto que los programas de ejercicio más tradicionales.
Seim, después de desarrollar un prototipo, se ha acercado a sus colegas de Stanford para ampliar sus esfuerzos. Ellas han sido Maarten Lansberg, profesora asociada de Neurología, y Allison Okamura, profesora de Ingeniería Mecánica.
Con la ayuda de una subvención de Neurociencia, el trío está trabajando para mejorar su prototipo de guante vibratorio y acercar el dispositivo informático portátil a las pruebas clínicas, según Seim.
“El concepto detrás de esto es que los usuarios usan el guante durante unas horas cada día durante la vida diaria normal, yendo al supermercado o leyendo un libro en casa. Esperamos poder descubrir algo que realmente ayude a los sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares”.
Y es que el equipo de Seim, Lansberg y Okamura no tiene fácil el objetivo. La realidad, a pesar de algunas historias individuales de éxito, es que la mayoría de los pacientes con accidente cerebrovascular luchan por recuperar la capacidad de hablar, moverse y cuidarse bien.
Aportando calidad de vida
Lansberg ha agregado que el accidente cerebrovascular puede afectar a los pacientes de muchas maneras, incluso, causando problemas con la función del brazo, la marcha, la visión, el habla y la cognición.
“Sin embargo, a pesar de décadas de investigación, esencialmente no hay tratamientos que hayan demostrado que ayuden a los pacientes con accidente cerebrovascular a recuperar estas funciones”.
En este contexto es que las tres investigadoras han comenzado a pensar independientemente en lo que podrían hacer para mejorar la vida de las personas que han sobrevivido a los accidentes cerebrovasculares.
Lansberg, como médico en el grupo, ya ha estado tratando a pacientes con accidente cerebrovascular durante años y ha ayudado a dirigir la Red de Acción Colaborativa de Accidentes Cerebrovasculares de Stanford (SCAN), otro proyecto del Instituto de Neurociencias Wu Tsai.
Okamura, por su parte, ha centrado gran parte de su investigación en dispositivos táctiles o no táctiles. En los últimos años ha pasado más y más tiempo en su laboratorio pensando en cómo usar esos dispositivos para ayudar a los sobrevivientes de un derrame cerebral.
“La ingeniería de rehabilitación me brinda una oportunidad única para trabajar directamente con los pacientes afectados por nuestra investigación. El potencial de traducir el tipo de tecnología relativamente rápido a un producto comercial que puede llegar a un gran número de pacientes con accidente cerebrovascular que necesitan terapia también es muy emocionante”.
EL Interés de Seim en el accidente cerebrovascular proviene precisamente de un interés en los dispositivos informáticos portátiles.
En lugar de construir más gafas de Realidad Virtual y relojes inteligentes, la investigadora ha indicado que quiere aplicar la informática portátil a las áreas de salud y accesibilidad: “áreas que tienen algunos de los problemas más apremiantes para mí”.
Seim, con esa ambición en mente, ha construido el prototipo de guante vibratorio que esperaba estimularía los nervios y mejoraría la sensación y la función en las manos y los brazos de los sobrevivientes de un derrame cerebral.
Ella ha contactado al equipo de Stanford después de recopilar algunos datos iniciales prometedores.
“Stanford tiene SCAN y StrokeNet, junto con una comunidad de ingeniería interdisciplinaria e investigación en computación, así que contacté a Maarten y él me apoyó mucho”.
Ahora, Seim, Lansberg y Okamura revisan el diseño del guante vibratorio para mejorar su función y agregar elementos para mayor comodidad y accesibilidad. Se ha informado que posteriormente comenzarán una nueva ronda de pruebas clínicas en Stanford.
Metas del proyecto
La esperanza del equipo, a largo plazo, es construir algo que ayude a los sobrevivientes de un derrame cerebral a recuperar algunas de las funciones que han perdido en sus manos y brazos.
Y si las pruebas iniciales funcionan, de acuerdo a lo planteado por Lansberg, es posible que se pueda aplicar la misma idea básica para tratar otras complicaciones asociadas con un accidente cerebrovascular.
“El guante es una idea innovadora que ha demostrado ser prometedora en estudios piloto. Si se demuestra que es beneficioso para pacientes con función del brazo deteriorada, es concebible que se puedan desarrollar variaciones de este tipo de terapia para tratar, por ejemplo, pacientes con marcha alterada”.
Hay que mencionar que Lansberg y Okamura son miembros de Stanford Bio-X y del Instituto de Neurociencias Wu Tsai.